EREVÁN, 13 DE JUNIO, ARMENPRESS. Hace 30 años, como resultado de procedimientos violentos, ataques y actos criminales por parte de Azerbaiyán, 20.000 personas de la región de Shahumián, en la República de Artsaj, fueron deportadas y desterradas, más de 700 personas fueron asesinadas y desaparecidas, los asentamientos armenios históricos fueron vaciados de armenios y saqueados y la destrucción arrasó los valores culturales y espirituales de los armenios autóctonos.

"Las casas de los armenios se dividieron y los «nuevos propietarios» azerbaiyanos escribieron sus nombres con pintura de aceite en las puertas. La iglesia fue profanada y convertida en un corral de ovejas. Destruyeron la cruz, agujerearon la campana que se rompió con disparos de armas de fuego, y esparcieron los pedazos por todas partes", cuentan los testigos presenciales, según funcionarios de la defensoría del pueblo de Artsaj.

Tal como se menciona en el mensaje difundido por el defensor de los derechos humanos de Artsaj, los crímenes cometidos contra el pueblo de Shahumián fueron un acto de "castigo" contra su ejercicio del libre albedrío y la concreción de su derecho de vivir con independencia y dignidad en su patria.

"La cuestión de la justicia y la restauración de los derechos violados del pueblo de Shahumián privado de su patria sobre la base de la pertenencia étnico-religiosa, no estaba claramente en la agenda, las autoridades de Azerbaiyán no fueron responsabilizadas por los crímenes cometidos contra ellos". Además, esta impunidad sigue dando lugar a nuevos crímenes, de los que fuimos testigos durante la agresión de Azerbaiyán contra el pueblo de Artsaj en abril de 2016 y septiembre de 2020, y seguimos siendo testigos después de la declaración trilateral sobre el alto el fuego del 9 de noviembre de 2020.

“La comunidad internacional sigue mostrando una indiferencia reprobable ante lo que está sucediendo, que no se basa en el principio de universalidad de los derechos humanos”, dice el comunicado.