EREVÁN, 9 DE ABRIL, ARMENPRESS. En una conversación con Armenpress, el politólogo Hrant Ter-Abrahamyan se refirió al desarrollo de las relaciones entre Armenia y la Unión Europea y aseguró que no fue Armenia quien se dirigió a Occidente, sino que Occidente se acercó más activamente a la región a partir de 2022, ofreciendo formatos de cooperación. 

"En las relaciones entre Armenia y la Unión Europea, el componente de seguridad es el más importante, porque se habla mucho de ello. Sin embargo, cabe señalar que, en esta etapa histórica, cuando se desarrolla un conflicto bastante agudo entre Occidente y Rusia, convertido en guerra, la antigua política de equilibrio ya no funciona y debemos tomar partido. Por más doloroso que sea, Armenia también tiene que tomar una decisión extremadamente importante en términos de perspectiva: estar del lado de Occidente o de Rusia", afirmó Ter-Abrahamyan.

Según el politólogo, el otro problema es qué exige la parte armenia a cambio de estas elecciones. En sus palabras, las relaciones con Occidente se están desarrollando, pero da la impresión de que nuestras expectativas no están claramente expresadas, es decir, no se han planteado los problemas y exigencias correspondientes.

"Occidente dice que debemos reconocer la integridad territorial de Azerbaiyán para resolver los problemas, pero no planteamos problemas específicos sobre lo que recibiremos a cambio y cómo mantendremos realmente nuestra seguridad. Debe haber conciencia de que, incluso con el apoyo de Occidente, nosotros mismos debemos resolver el problema de nuestra seguridad con nuestras propias fuerzas, porque nadie vendrá a luchar por nosotros. Desafortunadamente, esta conciencia no está tan arraigada en nosotros. Los peligros están justo aquí. Si esto no se logra, un día la cooperación simplemente colapsará y volverán a decir que ponemos nuestras esperanzas en Occidente, pero no resultó nada. En otras palabras, es necesario hablar con Occidente, no aceptarlo como un politburó", explicó el politólogo.

 Según Ter-Abrahamyan, el despliegue de observadores europeos en la frontera de Armenia o el suministro de armas a nuestro país son medidas auxiliares en materia de seguridad.

"Por supuesto, es positivo, pero tenemos que decidir de antemano qué tipo de ejército tendremos, qué tácticas usaremos para luchar, qué tipo de posibles operaciones militares futuras se llevarán a cabo. Después de aclarar todo esto, es posible decidir qué tipo de armas necesitamos. Si no hay un entendimiento claro de que, independientemente de la ayuda que se nos brinde, resolveremos nuestros problemas con nuestras propias fuerzas y seremos los primeros en luchar, entonces todo eso quedará en el aire. También hay que tener en cuenta que Europa no es un factor de seguridad independiente y vincula su seguridad integral con la de Estados Unidos. Lo más probable es que Azerbaiyán haga sus cálculos basándose en los posibles resultados de las elecciones presidenciales que se celebrarán en Estados Unidos. En los tres años anteriores, en el contexto del conflicto ruso-ucraniano, logramos mantener una situación algo tolerable, pero no es un recurso interminable e inagotable, especialmente porque nuestro adversario espera constantemente la desestabilización de la situación internacional para intentar solucionar sus problemas por la fuerza en el momento adecuado", señaló.

Según la descripción del politólogo, la política de Occidente no está dirigida específicamente a Armenia, sino a resolver los problemas regionales, como lo hace Rusia. En Occidente creen que al final también deberían convencer a Azerbaiyán de que se ponga de su lado en la nueva situación. Ter-Abrahamyan considera que esto no es muy realista en este momento, y ahí es donde reside el principal peligro, ya que Occidente nos presenta una agenda de paz, pero será inútil si no hay palancas para llevar a Azerbaiyán a un terreno constructivo.

"Sería bueno si Armenia se mantuviera al margen del conflicto entre Rusia y Occidente, pero ambas partes nos obligarán a estar de un lado o del otro. En tal situación, Armenia debería decidir qué es lo que más le conviene. Ya no hay margen para la diversificación, es necesario tomar una decisión clara. Normalmente se habla de la cima de la pirámide, olvidando que la cuestión de la soberanía tiene en su núcleo problemas completamente diferentes. Primero, la cuestión de la defensa, luego la nueva economía. Es necesario entender si los problemas tienen solución o no, en qué términos se pueden resolver, con qué herramientas, entonces podemos hablar del componente declarativo más elevado", concluyó el politólogo.